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BIENVENIDO A LA AFLICCIÓN

  • Adín González
  • 23 feb 2018
  • 4 Min. de lectura



¿A quién le gusta sufrir?, a menos a que alguien tenga un daño emocional y/o mental, la respuesta sería a nadie. Existe el dolor y la aflicción producida por errores nuestros, algunos producidos o que provienen de Dios, sin embargo cualquiera de ambas son dolorosas, son difíciles y las Escrituras nos hablan sobre el sufrimiento y la aflicción lo afirman, el mismo Jesús vivió y experimento sobre la aflicción y también hablo sobre el tema en Juan 16:33 diciendo “En el mundo tendréis aflicción”.


La palabra que se usa para aflicción literalmente significa «apretar», por ejemplo Cuando un médico aprieta el pulso[1]. Esta aflicción produce dolor, sufrimiento, ansiedad, amargura, etc. El mismo Jesús sufrió no solamente de forma física sino también emocional, Él vivió de las aflicciones, eso sucedió antes de su crucifixión en Lucas 22,39-44 .


39 Y saliendo, se fue, como solía, al monte de los Olivos; y sus discípulos también le siguieron. 40 Cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación. 41 Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, 42 diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. 43 Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. 44 Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.


Él fue al Getsemaní o Monte de los Olivos, este lugar, que significa “lagar” o prensa de olivas. El jardín de Getsemaní era un lugar específico que estaba dentro de los límites del monte. Se debe de entender que Jesús prácticamente era como un olivo el cual estaba siendo prensado, estaba siendo exprimido, tenía carga emocional. Lucas describe que “estando en agonía, oraba con mucho fervor, y su sudor se volvió como gruesas gotas, que caían sobre la tierra”(Vv[3] 44). Mateo 26,38 y Marcos 14,34 hacen mención del enunciado que dijo: “Mi alma está muy afligida, hasta el punto de la muerte”. El prácticamente se encontraba en un exprimidor.

Betania, el pueblo donde vivían María, Marta y Lázaro, y a donde el Señor acudía con frecuencia, también estaba por allí pero esa noche, Jesucristo fue al jardín directamente. La necesidad de orar le motivó a buscar la soledad de ese lugar y escapar de la cacofonía de una ciudad llena de peregrinos[1].


Regresando al Texto de Juan 16,33 podemos encontrar que Jesús antes de hablar sobre las aflicciones habla sobre la paz. “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz”. Y en la última parte del verso dice “pero confiad, yo he vencido al mundo


Es claro que tenemos a Jesús hablando sobre aflicción y el habla de ello porque lo vivió en el Getsemaní o en la prensa de los olivos, Él tuvo el respaldo y el apoyo de Dios. Lucas 39,43 dice: “Entonces se le apareció un ángel del cielo, fortaleciéndole”. No hay duda que Dios nos ayuda y nos fortalece en medio de la aflicción, nuestra confianza debe estar en Él, fuera de Dios no podremos encontrar un estado de Paz duradera. La paz del alma sólo es posible por medio de la obra salvadora de Dios que restaura nuestro estado normal.[2]


Jesús mismo también habla sobre confianza, esta palabra puede ser mejor traducida como «tener buen ánimo», y eso nos pide, a estar con buen ánimo, a pesar de las circunstancias porque Él ha vencido al mundo, y esa es razón suficiente para estar seguros que tenemos victoria, porque Él ya las ha vencido y nos asegura una victoria que trasciende de este mundo.


Ya sea que suframos a causa de un error humano, o porque Dios lo permite, el dolor y la aflicción son parte de la vida, como el comer, dormir, y trabajar.


ACTIVIDADES

  1. Piensa y escribe una lista de tus preocupaciones, o problemas con los que estés lidiando.

  2. Ora a Dios por esos problemas y luego sienta a pensar en soluciones para esos

problemas, haz una lluvia de ideas.

  1. Escribe el texto de Jn 16:33 en una ficha que quepa en tu bolsa o billetera y trata de memorizarla. Te ayudará a recordar que hasta el mismo Jesús tuvo y paso por aflicción.

  2. Dios puede usar a alguien este proceso, por lo que es un buen tiempo para que compartas con alguien que tenga madures (Tu pastor, un anciano o anciana de la iglesia, pero debe de ser alguien mayor y maduro) sobre esas aflicciones, así como Jesús compartió con sus discípulos, nosotros también necesitamos hablar y el apoyo de otros.

BIBLIOGRAFÍA

[1]Platt, Alberto T.: Estudios Bı́blicos ELA: Verdadero Hombre, Verdadero Dios (Lucas Tomo II). Puebla, Pue., México : Ediciones Las Américas, A. C., 1993, S. 123

[2]Kittel, Gerhard ; Friedrich, Gerhard ; Bromiley, Geoffrey W.: Compendio Del Diccionario Teológico Del Nuevo Testamento. Grand Rapids, MI : Libros Desafío, 2002, S. 210

[1]Kittel, Gerhard ; Friedrich, Gerhard ; Bromiley, Geoffrey W.: Compendio Del Diccionario Teológico Del Nuevo Testamento. Grand Rapids, MI : Libros Desafío, 2002, S. 330

[3] Vv. = Versículo


 
 
 

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