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HIJO DE DIOS / RELAX

  • Micaela V G
  • 7 abr 2018
  • 2 Min. de lectura

“Yo seré su Padre, y ustedes serán mis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso” 2 Corintios 6:18


Cuantas veces la rutina nos sobrepasa y nos olvidamos de quienes somos. Estoy segura que una identidad firme, da grandes resultados.


Como cristianos, sabemos que por nuestra fe en Jesús somos llamados Hijos de Dios (Gálatas 3:26), y eso nos da una identidad única, somos privilegiados, elegidos, escogidos, a todo el que cree en Jesús y lo recibe como su Señor y Salvador, se le da el derecho de llegar a ser hijos de Dios (Juan 1:12). Sabemos que cuando el Espíritu Santo viene a habitar en nosotros, nos sella y confirma que somos hijos de Dios (Romanos 8:16).


Pero a pesar de todo esto, muchas veces olvidamos quienes somos, olvidamos nuestra identidad de hijos, y este mundo nos consume por completo. Nos preocupan nuestros éxitos personales y/o profesionales, basta solo mirar a nuestro alrededor para ver como las personas luchan, compiten por títulos, por destacarse, por ser mejor que otro, o por el ser el mejor de todos. Vemos constantemente a la gente peleando por vanidad, por cosas terrenales, por dinero, éxito, prosperidad.


Cuando el mundo nos consume, nos cansamos, nos cansamos de intentar llegar a la perfección o por cumplir con los estereotipos de esta sociedad, y olvidamos a nuestro Padre, olvidamos que Dios está cerca nuestro, que es accesible, siempre está disponible, esperando que, entre toda nuestra rutina, tomemos unos minutos para hablar con él.


Tenemos tanto por aprender, y si olvidamos nuestra identidad, si no valoramos la libertad que Jesús nos dio al morir en la cruz, somos esclavos… esclavos del pecado y del sistema de este mundo.


Hoy los invito a recordar quienes son, a verse con los ojos que Dios los ve. Los invito a frenar, a tomarse tiempo para lo realmente importante y eterno, todo lo de este mundo es temporal, pasajero, pero el Reino de Dios es eterno.


Aprendamos a hacer lo que le gusta a nuestro Padre mas de lo que nosotros queramos hacer; le pido a Dios que restaure en nosotros su imagen y semejanza. Aprendamos a ser Hijos, y disfrutemos siendo solamente hijos. Dios nos adoptó y al hacerlo nos dio el mejor titulo que alguien pueda tener, nuestro mayor logro en la vida, es tener el privilegio de tener el derecho de ser llamados hijos, simplemente hijos.


Yo solo quiero ser hija, quiero agradar a Dios, quiero que vean a Jesús en mí. Uno de mis mayores deseos es escuchar a mi Padre Celestial decirme: “sos mi hija amada, me das tanto placer”.


 
 
 

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